" Nos reímos de la moda de ayer, pero nos emocionamos con la de antes de ayer, cuando está en vías de convertirse en la de mañana " Marlene Dietrich

lunes, mayo 17

Realmente imprescindibles


Es usual ver en las revistas de moda tips para vestirse adecuadamente para determinadas ocasiones o para conseguir mediante un buen look el objetivo que perseguimos (llamese objetivo tanto a un hombre como a un puesto de trabajo). No sé si alguna mujer realmente seguirá estos consejos, aunque reconozco que puede ser entretenido leerlos, probablemente porque por un lado, se necesita cierto capital para cumplir con las reglas que la revista demanda y, por el otro porque el universo femenino suele estar acotado en las revistas a ciertas áreas que no se ajustan a lo que considero "la vida real". Veo cientos de notas con títulos como "Vestida para triunfar: claves para combinar moda y trabajo" o "Moda casual para la oficina" (¡estos títulos son reales!). El problema radica en que no trabajo en una oficina, de hecho de 100 mujeres que conozco sólo una o dos lo hacen y el resto se reparten entre empleadas en comercios, maestras o profesoras, doctoras o enfermeras, artistas, peluqueras, amas de casa, etc., trabajos en los que un vestido elegante, unos stilettos o un traje resultan incómodos y hasta absurdamente inapropiados. La misma lógica le sigue a la vestimenta para el "after hour" o el "fin de semana en el campo". Mi vida y la de la mayoría que conozco distan de los escenarios que proponen en estas revistas... ¿cuál sería entonces el look más apropiado para nuestros verdaderos trabajos, para las reuniones familiares, para las salidas con amigas o para una velada romántica? Después de ahondar entre la moda actual y los clásicos de siempre hice mi lista de imprescindibles accesibles para el otoño/invierno que pueden llevarse para estos y otros momentos de la vida y sin parecer que salimos de una pagina de Para Ti. Ahi van, del 10 al 1, mis favoritos:
10. Las botas media caña: Tanto en su versión taco chino o suela, este es el calzado ideal para el día, más si nuestro trabajo demanda estar paradas por mucho tiempo (como docentes o empleadas en casas de ropa). Yo las prefiero de cuero y en color chocolate: clásicas, fáciles de mantener y combinar.
9. El maxi-bolso: Objeto necesario si los hay, el bolso para el día debe tener el tamaño que nuestras ocupadas vidas demanden. De casa a la facu, al trabajo, a buscar a los hijos a la escuela, pasar por lo de una amiga, etc. el maxi bolso es ideal para llevar todo aquello obligatorio para nuestras tareas (libros, agenda, billetera, portaútil, cosméticos, pañuelo y la lista sigue) y que no cabe en los hermosos sobres nocturnos. Yo lo prefiero marrón o negro pero con muuuuchos bolsillos y divisiones (lo cual no garantizará que encuentre rapidamente mi llave, nunca).
8. La camisa blanca: Prenda que nunca pasa de moda, la camisa blanca es un clásico que se adapta a todas las formas y edades. Dependiendo con qué se la combine, esta prenda puede ser tanto para la noche como para el día. Yo la prefiero de algodón, manga 3/4 , sin bolsillos y entallada.
7. El tapado: en gris, negro, marrón o beige, el tapado es el abrigo que nunca pasa de moda y se adapta a cualquier ocasión, además de durar varias generaciones si se lo cuida como se lo merece. Si ya tenés uno podés arriesgarte con otro en rojo o algun color más llamativo para la noche. Yo lo prefiero no muy largo,unos centímetros por encima de las rodillas.
6. La bufanda larga: puede resultar poco elegante esta elección pero seamos sinceras: con el frio del invierno la bufanda es un elemento imprescindible y que todas llevamos durante el día. Sin resultar inalcanzable, la bufanda puede ser incluso el único accesorio que usemos, o al menos que se vea, en la calle. De lana gruesa, en un tono que se destaque del resto del vestuario, la bufanda es un clásico que bien llevado (léase NO enroscado cual serpiente alrededor del cuello y con un nudo gigantesco final) viste y completa un conjunto. Yo la prefiero larguísima y en tonos que le den color al rostro.
5. Los stilettos: "EL"calzado, el stiletto es la elegancia y sensualidad todo en uno. Además de hacernos las piernas más largas (que no es un detalle menor) es un calzado imperecedero que convierte a casi cualquier conjunto en un look sensual y chic, pudiéndolo usar tanto para cumpleaños o reuniones de día como para los eventos o salidas nocturnos. De tener que elegir sólo un par (¡qué crimen!) los prefiero de cuero en color negro, de taco de unos 7 cm.
4. El collar de perlas: Según Cocó las perlas, a diferencia de los diamantes, hacen que la mujer que las lleva sea la que brille. No necesitan ser reales si no se pueden costearlas (aunque sería casi una inversión hacerlo), siempre y cuando sea una imitación de una buena calidad. De día, queda elegantísimo corto sobre una camisa o cachemir. Para las más jóvenes, un buen collar de perlas le aportará a una remera con inscripciones un toque glam rock. De noche, larguísimo y con muchas vueltas, no necesita ser acompañado por aros ni pulseras y nos hará ver femeninas y sexys al mismo tiempo, sin perder jamás la elegancia.
3. La remera manga 3/4: De algodón o modal, la remera manga 3/4 es un clásico durante el invierno y por otro lado, muy favorecedora para nuestros cuerpos. Sin ser excesivamente ajustada, insinúa las curvas que queremos mostrar y disimula las otras, dejando a la vista la parte más delgada de nuestros cuerpos: las muñecas. Ni muy larga ni muy corta (a la altura de la cadera está bien) para el día puede ser lisa y combinarla con algun collar largo; de noche podemos buscar modelos más divertidos, aunque acá debemos tener en cuenta que éstos no interfieran en el corte (como los muy comunes apliques o sobretelas en los lugares que queremos que se vean más delgados, ya sea el estómago o el busto)
2. El jean: el siempre presente, clásico, cómodo, útil e inmortal jean tiene las propiedades camaleónicas de Madonna. Se adapta a cualquier edad, forma y estilo y combinado correctamente es una prenda que puede llevarse tanto de día como de noche. En cuanto a mis preferencias, simplemente voy a dejarlo para otra ocasión ya que esta prenda, por sus utilidades, debe buscarse el modelo perfecto para nuestro cuerpo, y dada las variedades, existentes tanto de modelos como de cuerpos, debo dejar este tema para una próxima nota.
1. El vestidito negro: Mi armario cuenta con cinco de ellos y nunca me canso de usarlos. Gracias a Cocó Channel, el vestido negro hace años que es el comodín de cualquier vestuario femenino, ya sea por su elegancia y comodidad, como por su inigualable virtud de estar siempre de moda. Yo lo prefiero simple, sin adornos extras más que el del propio corte.
Bueno, aquí les dejo mis preferidos... los tuyos ¿cuáles son?




sábado, mayo 8

La primera impresión


Hoy vi "The September Issue", documental sobre Anna Wintour, editora de VOGUE e ícono induscutido de la moda. El film muestra el extenuante trabajo de Wintour en un momento específico del año: Septiembre, mes clave para la revista, mes de reciclaje de estilos que se entremezclan con lo moderno y dan lugar a la edición que cada año cientos de fashionistas buscan esperando encontrar allí " lo que se viene".
No logré dejar de pensar durante el documental ni un instante en este maravilloso universo que forman las revistas de moda y la increíble cantidad de diseñadores, estilistas, modelos, celebridades, fotógrafos, dibujantes, escritores, pelu queros, maquilladores, asistentes y más, q ue se necesitan para llevar a cabo este "libro-VOGUE" que después veremos tan naturalmente en los kioscos de revistas del barrio, entre diarios y tantas otras revistas locales.
¿Cómo es posible que uno llegue a verlo como algo banal y liviano cuando incluye tanta gente, tanto trabajo, tanto tiempo, tantos dolares?
Me puse a pensar en el negocio millonario que es la moda y me di cuenta que es la causa de su éxito económico tal vez la que hace que se lo vea menos como arte y más como un lucrativo negocio. Y no lo niego, lo es, pero... ¿es sólo eso?¿linda ropa reinventándose para vender más de lo mismo y sólo para unos pocos? Los que trabajan en el mundo de la moda ¿son simplemente personas con buen gusto? ¿Quiénes realmente la consumen?
Viene a mi mente una escena de The Devil Wears Prada, film protagonizada por Meryl Streep en el "oculto" papel de Miranda, una casi obvia réplica de Wintour. En ella, Miranda (Streep) sermonea a Andy (Hathaway) por burlarse de los cinturones ("son sólo cinturones" murmura esta última) y le explica el proceso de filtración de la moda usando el sweater que lleva puesto casualmente como ejemplo. Recuerdo que dice algo así como " ese sweater celeste que elegiste sin pensar existe porque yo hace unas temporadas decidi que serí a lo que se usaría".
Veo en el diseño de, digamos, una cartera, una intención que se aleja de lo utilitario y responde más a una movilización artística, que luego se adaptará (a veces) al nivel de lo "usable". Ahí es donde entra el fenómeno social de la moda, y allí aparece también el comercio. Sí, la moda es un negocio millonario, pero eso no descarta que también sea un modo de arte. El diseño de indumentaria ES arte. Y lo es no sólo en sus diseños sino también en su confección, en la elección de telas, texturas, accesorios, en la forma de combinarlos, en la realización. El objeto diseñado cuenta una historia, se expresa, comunica. Tal vez, incluso, sea la primer forma de comunicación de la que todos somos parte, la primera impresión ¿Cómo negarla entonces? ¿Por qué no usarla y explotarla para nuestra propia expresión? Porque la moda no se trata de seguir incondicionalmente las tendencias sino de utilizarla para expresarse, pues, en definitiva, de cualquier manera lo estaremos haciendo.



lunes, mayo 3

UKIYO- E : Imágenes del mundo flotante

UKIYO- E significa en japonés "imágenes del mundo flotante" y hace referencia a la creencia budista de que todo lo terrenal ha de perecer y de que, por ende, debemos enfocarnos en lo no material, en "eso" que eleva el alma... nada más alejado de nuestro Occidente consumista.
Las mujeres tendemos a querer ser esa diva que admiramos y hacemos lo imposible porque así sea. Y digo "querer ser" porque nuestra obsesión no se limita a "parecerse" o "tener el look de", no señor. Nosotras queremos SER ellas. Claro, como no somos ni tontas ni conformistas, queremos ser TODAS ellas: sexys como inigualable Marilyn Monroe pero absolutamente independientes y fuertes como Madonna, inteligentes como la Stone sin perder la seductora ingenuidad de Meg Ryan, encantadoramente elegantes como Audrey Hepburn pero con una seguridad y estilo único como Frida Kahlo, magnéticas como la Garbo, graciosas como Julia Roberts y con los labios y el marido de la Jolie.
Tanto deseamos todo esto (y la lista sigue y sigue...) que no llegamos nunca a genuinamente estar conformes con lo que la Madre Natura nos dio. Podemos ser absolutamente felices con nuestra familia y trabajo, pero nunca jamás vamos a dejar de desear perder esos 3 malditos kilos que hacen que ajuste el pantalón justo ahí, revelando lo que intentamos ocultar. Y yo, acá tirada viendo en MTV las envidiables proporciones de Beyoncé, me pregunto: ¿de qué vale todo el esfuerzo si aún, recién salidas de la peluquería y enfundadas en nuestro vestidito negro favorito que nos muestra estilizadas y flaquísimas, seguimos siendo para el otro la hija que no aprendió a coser, la madre sobreprotectora, la esposa que odia el fútbol y reza porque termine el Mundial?
No es desesperanzador mi mensaje, no se confundan. Lo que creo es que, simplemente, podemos mejorar nuestro Yo, es inútil intentar cambiarlo. Aceptémosnos, me repito a mi misma. Hace un tiempo he comprobado que cuanto más seguras nos sentimos, más atractiva es nuestra imagen (en su amplio sentido). Y cuando eso ocurre, estamos un poquitíto más cerca de aquellas divas que admiramos, casi más aún que nuestros maridos y novios. Porque ¡ojo! que ellos miran con la misma cara de babosos a la Capristo que a cualquier veinteañera que se pasee con pollera corta por el barrio, por más que nosotras aseguremos que tiene celulitis e insistamos en que tiene el pelo demasiado platinado y unos zapatos de tres temporadas pasadas. ¿Por qué entonces, no sentirnos bellas nosotras también? ¿Por qué no darse cuenta que es así como otros nos ven a nosotras?
¡Desempolvemosnos entonces, que eso de que " para ser sexy hay que sentirse sexy" no es tanta mentira! Pues aunque JAMÁS lo admitamos, sabemos que ese piropo poco elegante recibido cuando pasamos por alguna construcción, más de una vez nos alegró el día haciéndonos sentir bellas así, como somos, aunque inevitablemente sigamos queriendo perder esos tres kilos de más... o cinco (¿por qué no?)