Hoy vi "The September Issue", documental sobre Anna Wintour, editora de VOGUE e ícono induscutido de la moda. El film muestra el extenuante trabajo de Wintour en un momento específico del año: Septiembre, mes clave para la revista, mes de reciclaje de estilos que se entremezclan con lo moderno y dan lugar a la edición que cada año cientos de fashionistas buscan esperando encontrar allí " lo que se viene".
No logré dejar de pensar durante el documental ni un instante en este maravilloso universo que forman las revistas de moda y la increíble cantidad de diseñadores, estilistas, modelos, celebridades, fotógrafos, dibujantes, escritores, pelu queros, maquilladores, asistentes y más, q ue se necesitan para llevar a cabo este "libro-VOGUE" que después veremos tan naturalmente en los kioscos de revistas del barrio, entre diarios y tantas otras revistas locales.
¿Cómo es posible que uno llegue a verlo como algo banal y liviano cuando incluye tanta gente, tanto trabajo, tanto tiempo, tantos dolares?
Me puse a pensar en el negocio millonario que es la moda y me di cuenta que es la causa de su éxito económico tal vez la que hace que se lo vea menos como arte y más como un lucrativo negocio. Y no lo niego, lo es, pero... ¿es sólo eso?¿linda ropa reinventándose para vender más de lo mismo y sólo para unos pocos? Los que trabajan en el mundo de la moda ¿son simplemente personas con buen gusto? ¿Quiénes realmente la consumen?
Viene a mi mente una escena de The Devil Wears Prada, film protagonizada por Meryl Streep en el "oculto" papel de Miranda, una casi obvia réplica de Wintour. En ella, Miranda (Streep) sermonea a Andy (Hathaway) por burlarse de los cinturones ("son sólo cinturones" murmura esta última) y le explica el proceso de filtración de la moda usando el sweater que lleva puesto casualmente como ejemplo. Recuerdo que dice algo así como " ese sweater celeste que elegiste sin pensar existe porque yo hace unas temporadas decidi que serí a lo que se usaría".
Veo en el diseño de, digamos, una cartera, una intención que se aleja de lo utilitario y responde más a una movilización artística, que luego se adaptará (a veces) al nivel de lo "usable". Ahí es donde entra el fenómeno social de la moda, y allí aparece también el comercio. Sí, la moda es un negocio millonario, pero eso no descarta que también sea un modo de arte. El diseño de indumentaria ES arte. Y lo es no sólo en sus diseños sino también en su confección, en la elección de telas, texturas, accesorios, en la forma de combinarlos, en la realización. El objeto diseñado cuenta una historia, se expresa, comunica. Tal vez, incluso, sea la primer forma de comunicación de la que todos somos parte, la primera impresión ¿Cómo negarla entonces? ¿Por qué no usarla y explotarla para nuestra propia expresión? Porque la moda no se trata de seguir incondicionalmente las tendencias sino de utilizarla para expresarse, pues, en definitiva, de cualquier manera lo estaremos haciendo.
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